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jueves, 1 de septiembre de 2016

La tétrada oscura de la personalidad


Antes de exponer el tema “La tétrada oscura de la personalidad” voy a plantear dos dilemas. Podéis elegir la respuesta A o B en cada uno.

I. El dilema del tranvía
Un tranvía en el que han fallado los frenos se dirige contra cinco personas que están trabajando en la vía. Si no se hace nada, dichas personas morirán. El maquinista puede, sin embargo, apretar un botón para cambiar al rail derecho en el que tan solo hay una persona trabajando, matando a esta, pero salvando a las otras cinco personas.
A) Girar a la derecha. Morirá una persona.  
B) No girar a la derecha. Morirán cinco personas.

 II. El dilema del hombre gordo
Un tranvía en el que han fallado los frenos se dirige contra cinco personas que están trabajando en la vía. Tú estás observando la escena desde un puente, y en ese momento se detiene a tu lado un hombre gordo. Tú sabes que si lanzas al hombre gordo a la vía, este detendrá el avance del tren y salvará a las cinco personas, aunque a precio de matarlo.
A) No hacer nada. Morirán cinco personas.
B) Tirar al hombre gordo a la vida, provocando su muerte y salvando a las cinco personas. 

Ahora veamos los resultados, aunque lo que voy a decir es muy relativo y no concluyente. Pero nos sirve como introducción ilustrativa del tema.
El que haya respondido la A en ambos dilemas, que sepa que es el resultado normal que se suele dar. O sea que se puede decir que su sentido moral es común y corriente.

El que haya respondido la A a la primera y la B a la segunda, podemos decir que se presenta como una persona muy racional, algo fría y con conciencia instrumental, un poco como serían estas personalidades nocivas. Esto no quiere decir que vaya a ser una de ellas, pero sí que apunta maneras XD. Porque pensar que puede imaginar tener la sangre fría para empujar a un tipo gordo a la vía y quedarse tan pancho aunque salve cinco vidas, da que pensar XD

El que haya contestado B en los dos dilemas,  posiblemente prefiere no intervenir entre ambas posibilidades por la responsabilidad moral que supone optar por una  u otra. No es lo mismo que mueran cinco personas accidentalmente, que mover una palanca y matar a una a sabiendas, aunque pueda salvar a cinco. Sentiría como si hubiese cometido un crimen. Además, es posible que se plantee: ¿quién soy yo para decidir sobre la vida y la muerte de nadie, para decidir quién debe morir y quién no? Habría otras posibilidades pero me quedo con ésa que es la que se ha planteado en un canal en el que expuse el tema. Quizá sea ésta la solución más moral.

Bien, y después de este ejercicio, paso a comentar algo sobre las personalidades nocivas y tóxicas, epítomes de la maldad  humana.  

Mi intención es primero presentarlas y exponer algunas de sus características. Luego contar someramente cómo es su modo de actuación depredador y el ciclo enfermo al que someten a las víctimas, para acabar explicando cómo detectarlas y cómo defenderse de ellas.

El experimento de la "Doble rendija"


Hoy voy a contar una bonita historia sobre el poder de la curiosidad y de la inteligencia humanas.

Había una vez unos seres peculiares, llamados físicos, que, casi desde siempre, habían tenido mucho interés por saber si la luz, esa radiación tan alegre que permite que veamos nuestro mundo, estaba formada por ondas, como las que se producen en el agua cuando tiras una piedrecita, o por corpúsculos o partículas, o sea pequeñas pelotitas de energía o materia, por decirlo de algún modo. Había una calurosa controversia con eso.

Ya en tiempos de Newton, en 1690, éste y otro señor llamado Christian Huygens, 13 años mayor, lo discutían. Huygens propuso que la luz se transmitía en ondas esféricas que se propagan a partir de una fuente luminosa. Pero Newton, que era mucho Newton, se encocoró y rechazó violentamente esa teoría ondulatoria exclamando: ¡¡qué no, porras, qué no, Huygens, que así no puedes explicar que la luz se propague en línea recta, hombre!!”. Entonces propuso, en 1704, que la luz se estaba compuesta por corpúsculos o partículas diminutas.

Debido a que Newton tenía ya cierta influencia y reputación en el mundo científico por el éxito de su ley de Gravitación Universal y a que Huygens no era muy ducho con las matemáticas para desarrollar su hipótesis, la teoría ondulatoria quedó descartada durante un siglo.

sábado, 27 de octubre de 2012

El I Ching y la sincronicidad Jungiana




No salgo de mi sorpresa. Llevo una buena temporada consultando el I Ching, el método sapiencial y oracular chino, y siempre, siempre, repito: SIEMPRE, parece responder con gran sentido, profundidad, exactitud y tino a lo que pregunto, a lo que personalmente creo que necesito saber y aplicar en mi carácter o en la práctica. Considero que soy bastante escéptica y esta curiosa e inusual coincidencia me tiene pasmada. Se me queda la boca así a veces con las respuestas



Hay que tener en cuenta que las referencias al I Ching, el Libro de los Cambios, en Internet, se suelen encontrar en páginas “esotéricas” donde se mezclan variadas mancias, la mística y la videncia de mercadillo, y las mayores y más claras prácticas supersticiosas, para mí sin valor alguno. Y aunque los 64 hexagramas del I Ching se ponen en correspondencia, a veces, con algunas cartas del Tarot y con cuestiones astrológicas, a mí, por la experiencia personal con él, me parece que está fuera de lugar en esos sitios, de dudoso gusto estético además, aparte de ser un señuelo engañoso para sacar pasta a crédulos. Siento, sea esto irracional o no, como si se mereciese otro marco más digno. También hay que decir , para ser justa, que hay páginas estupendas, como la del “Abate Soderini”, donde realizan unas interpretaciones muy interesantes de los hexagramas, con una perspectiva más cercana a nuestra escala occidental, y que no tienen que ver con las que he nombrado anteriormente.



sábado, 3 de diciembre de 2011

Sobre los tatuajes

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Fernando, Laura y Julia, tres jóvenes amigos, exponen sus puntos de vista sobre los tatuajes, narrados en primera persona por Laura:


Mi amiga Julia lleva algunos tatuajes diseminados por su piel, raramente expuestos a la vista y de gran significado para ella: en la parte baja de la cadera derecha, un querubín, a imagen de los de las pinturas religiosas renacentistas o barrocas, le recuerda al ángel que le acompañaba en sus sueños de niña y que, según ella, le protegía de todo mal; en el hombro, al lado del brazo, se reproduce un camafeo victoriano de oro y nácar con un busto femenino, la joya favorita de su abuela materna, ya fallecida, a la que Julia adoraba y quería rendir homenaje; en la parte alta de la espalda, una ninfa de la primavera, con un estilo similar a las de Alphonse Mucha, viene a representar su fecha de nacimiento, coincidente con el de la estación y su amor por la naturaleza. Se acompaña en la parte baja por un retrato en blanco y negro de su gata Isis, su animal totémico más que su mascota, como yo le digo. En el tobillo, una libélula azul simboliza para ella el misterio y la necesidad de apreciar la libertad; por último, en la cadera izquierda, cerca de la ingle, una cruz templaria dentro de un corazón es la muestra de su fe y de sus profundos sentimientos religiosos.

Fernando y yo, remisos a los tatuajes, discutimos con Julia sobre el tema, después de que ésta se hiciera el primero. Fernando los definió como productos de una patología, en los casos extremos que ocupan todo el cuerpo o, en casos más normales, como estúpidos agarraderos emocionales para personas inseguras y depresivas, en plena crisis vital o de identidad, que encuentran en ellos un modo de canalizar su angustia a través del dolor causado por la aguja, así como un objeto al que mirar, que representa para ellas, dado que la imagen es el fetiche en esta sociedad superficial del culto a la apariencia, una meta, un deseo o algo tranquilizador y que les proporciona seguridad y permanencia, cuando no se convierte en un amuleto investido de mágica omnipotencia capaz de conjurar los poderes contra los que se enfrentan. Dejó claro que Julia no estaba en ninguno de esos casos y no los necesitaba.

domingo, 13 de noviembre de 2011

"Midnight in Paris" de Woody Allen y la nostalgia de "La Edad Dorada". 2011

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Casualmente, unos días antes de ver la película de Allen y de saber que en su trama se incluía un periplo nostálgico del protagonista por el París de los años veinte, me topé en el canal Historia con un documental dedicado a ese tiempo y lugar, el primero dentro de la serie titulada Ciudades legendarias del pecado. El documental me produjo buena impresión, me pareció que reflejaba bastante bien el “espíritu” de París en esa época, al menos en sus aspectos más abiertos, libres y permisivos en relación con el sexo y las relaciones personales, de tal manera que lo hubiera visto de nuevo de buena gana.

En cambio, la primera vez que vi la cinta de Allen, quizá porque estaba influida por el documental, me pareció mala de narices y no me invitó a un nuevo visionado. Sin embargo, me planteé escribir sobre ella y a medida que la he ido analizando, mi opinión se ha ido modulando.

miércoles, 12 de octubre de 2011

"El árbol de la vida" de Terrence Malick (2011).-PARTE IV: Otros símbolos. Mi opinión personal sobre la película


4) OTROS SÍMBOLOS ESPIRITUALES

4.1.- Los Guías y Mensajeros


Un Ángel guiando a Jack hacia su nacimiento a la Vida

Son muchos los relatos del Antiguo Testamento que hacen referencia a los Ángeles como mensajeros de Dios. Según las Escrituras, hubo un tiempo en el que los Ángeles y arcángeles se manifestaban ante los hombres en viva presencia, o bien, a través de los sueños. Entre estos relatos, uno de los que resulta más significativo es aquel sueño de Jacob. en el que veía una gran escalera que partiendo de la tierra llegaba hasta el cielo; por ella subían y bajaban numerosos ángeles, y al final de la escalera, en la parte más alta, estaba Dios. En este sueño los ángeles aparecen como intermediarios directos entre Dios y los hombres. Ellos son los seres de luz que elevan nuestras peticiones al cielo y quienes nos traen respuesta haciéndonos participes de la energía divina.

"El árbol de la vida" de Terrence Malick (2011).-PARTE III: Símbolos y temas de la Cábala judeo - cristiana (continuación)


3.7.- El retorno a la infancia

Reencuentro de Jack con su infancia
La existencia no es más que el recorrido o viaje alrededor del "misterio" del que todo surge y al que todo ha de retornar, y que va revelándose en el "rito" del despertar al "conocimiento".

Para rescatar o revivir este objeto precioso o tesoro es preciso traspasar la letra muerta, colocarse detrás del espejo. Entresaco los siguientes párrafos de “Cábala y poesía”, libro de Elisa Martín Ortega, que nos ilustran sobre este punto: “La infancia es ese territorio previo al lenguaje (aunque pronto conviva con él).... Es la experiencia muda....., la percepción del mundo sin palabras, el instante inicial en que todo era asombro y sentimiento, tanto en la biografía humana como en su relación con Dios: en el inicio de la historia.

La infancia: el territorio previo al lenguaje. El libro aún no escrito
Nuestra intuición apunta a que en la niñez anidan las respuestas imposibles, los más recónditos saberes...... La imaginación creadora ocupa un lugar central en el concepto tradicional de la experiencia: sólo a través de ella es posible acercarse a esa “experiencia originaria” que inspira al intérprete de su propia vida y del mundo, y que le permite poner en comunicación lo subjetivo y lo objetivo, lo interno y lo externo. Las historias, imágenes y recuerdos de la infancia poseen un potencial connotativo especialmente fecundo, precisamente porque actúan como puente entre la realidad presente y su origen remoto. Constituyen el corazón de la experiencia humana..... La infancia es el pozo del que bebe la imaginación, aquel que da profundidad a la experiencia.